Nuestro Enfoque
El trabajo de PSYDEH enfrenta la desigualdad social, económica y de género, los problemas sociales contemporáneos más omnipresentes del mundo.
86%
de la región gana menos del umbral de pobreza rural de $1,610 MXN por mes
95%
de las mujeres en nuestros programs han reportado una experiencia de discriminación o violencia de género
0.01%
de las familias tiene computadores, y la mayoría no tienen acceso a un servicio consistente de Internet
El México rural excluye a las mujeres
e impide su participación muchas veces en oportunidades sociales y ecónomicas, definiendolas como cuidadoras con capacidad limitada para salir de su casa o dejar sus deberes. Socias de PSYDEH reportan que un familiar, al menos, ha emigrado a otra ciudad en México o Estados Unidos, lo cual debilita aún más la economía y las oportunidades locales.
La Desigualdad en México
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), México tiene una de las tasas de desigualdad más altas del mundo.
En México, la pobreza se define como un salario mensual inferior a 88 USD para los residentes en zonas rurales e inferior a 149 USD para los residentes en zonas urbanas, según cifras oficiales.
Según el Informe sobre la Desigualdad en el Mundo 2022, el 1% de la población más rica de México posee el 21% de la riqueza del país. En conjunto, la brecha de riqueza del país es mayor que en cualquier otro país de la OCDE.
Además de la distribución desigual del ingreso, la desigualdad en México también es generalizada en educación, trabajo, género, servicios de salud y seguridad social. En las últimas dos décadas, el Informe Mundial sobre la Desigualdad 2022 señaló que, en lugar de disminuir, los niveles de desigualdad han aumentado notablemente.
Trabajando con Mujeres
Según informa la ONU, la desigualdad de género es una de las mayores barreras al desarrollo humano y al progreso social. Invertir en las mujeres genera oportunidades y prosperidad para las generaciones venideras, impulsando un nuevo paradigma regional.
En México domina una cultura patriarcal que impulsa la desigualdad social y económica para mujeres y niñas. Las mujeres y las niñas suelen ser valoradas menos que los hombres y los niños. A menudo, a las mujeres y las niñas se les asigna el papel de beneficiarias pasivas y rara vez de sostén de la familia o líderes comunitarias. Como resultado, las mujeres rurales a menudo permanecen aisladas en sus hogares, responsables de las tareas domésticas y de los hijos, y excluidas de la vida pública o de los procesos de toma de decisiones en sus comunidades. Como a menudo se considera un papel inapropiado para las mujeres, los hombres representan la mayoría de los puestos de liderazgo local y del gobierno municipal.
En promedio, las mujeres locales no han completado más que el tercer grado de educación, mientras que más del 30% son analfabetas funcionales. Los niveles de alfabetización y educación son notablemente más altos entre los hombres locales. El 95% de las parejas comparten que han enfrentado violencia de género en su vida privada y discriminación como mujeres en su vida pública. También se ha informado que la violencia económica contra las mujeres es tan frecuente como la violencia física.
A lo largo de los años, miembros masculinos de la familia han prohibido a varias parejas mujeres asistir a talleres y sesiones de capacitación de PSYDEH.
En general, los rígidos roles de género en la región exigen que las mujeres cumplan con las dinámicas de poder dentro de los sistemas familiares. Como tal, la mayoría de las socias han enfrentado desafíos en las sesiones de capacitación para hablar abiertamente, hacer demandas, liderar procesos de toma de decisiones, articular necesidades o anteponer cualquier cosa, incluidas ellas mismas, a las obligaciones familiares.
Nuestra Region de Enfoque
El trabajo de PSYDEH se basa actualmente en el este de Hidalgo, México, en la región Sierra Otomí-Tepehua-Nahua, aproximadamente a 3-4 horas al noreste de la Ciudad de México y abarca cuatro municipios de mayoría indígena: Huehuetla, San Bartolo Tutotepec, Tenango de Doria y Acaxochitlán.
En estos cuatro municipios, la población total es de casi 100.000 habitantes, y más del 60% habla lenguas indígenas, incluidas el náhuatl, el otomí y el tepehua.
Es difícil encontrar datos económicos fiables. Lo que es evidente es que actualmente no existe ninguna industria importante en la región y prevalece la emigración. Las posibles atracciones ecoturísticas son abundantes en impresionantes montañas y bosques nubosos, pero la región tiene una infraestructura extremadamente limitada para atraer o respaldar un comercio turístico considerable.
En Tenango de Doria, Huehuetla y San Bartolo Tutotepec, los textiles tradicionales de renombre internacional impulsan el comercio local. La producción regional de café es una industria que lentamente recupera su viabilidad desde que los precios cayeron y redujeron la producción regional en los años 1970. La producción de madera y la ganadería, que amenazan el frágil ecosistema del bosque nuboso, son industrias primarias hasta la fecha.
Acaxochitlán, situado más cerca de mercados más urbanos, es un centro de distribución regional de flores, plantas ornamentales, manzanas, hongos, madera y lana y bordados artesanales. La capital del municipio (también Acaxochitlán) fue nombrada Pueblo Mágico en 2023, parte de una iniciativa liderada por la Secretaría de Turismo de México.
Hoy en día, en toda la región hay factores agravados que perpetúan la desigualdad, incluida una débil participación cívica, una persistente discriminación contra las mujeres y las comunidades indígenas, y economías de subsistencia.
Estas y otras fuerzas impulsan la corrupción política, una infraestructura debilitada, la emigración, la violencia de género, los bajos niveles de educación, el acceso limitado a la tecnología y, en última instancia, la falta de oportunidades sociales y económicas, especialmente para las mujeres.